Si bien la noticia del fallecimiento de la Reina Isabel conmocionó a Reino Unido y al mundo, las redes también han dirigido la atención hacia otros detalles de su vida. Desde sus mejores looks hasta, por supuesto, su gran amor por los animales, surgió la duda de quién se haría cargo de sus amados perros corgis ahora que ella no estaba en este mundo.
En 1944, con apenas 18 años de edad y sin imaginar en qué se convertiría su vida, Isabel recibió como regalo de cumpleaños a Susan, su primer perro raza corgi. Lo que nadie se imaginaba era que ese sería el comienzo de una gran generación de mascotas y un amor inexplicable por la raza. Cada nuevo cachorro que llegaba a su hogar y, posteriormente, al palacio eran de la misma familia que Susan, su primer gran amor.

Y lo cierto es que, tal como se contaba en una de sus biografías, “a lo largo de los años han sido más cercanos a ella que algunas personas. Son absolutamente leales, nunca la decepcionan”. Cuando en 2018 tuvo que despedir a Willow y Whisper, la Reina Isabel se planteó no adquirir más corgis, considerando su avanzada edad.
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Pero lejos estuvo eso de ser posible, pues en 2020, aislada a causa de la pandemia del COVID-19 y con su marido ingresado en el hospital, dos nuevos cachorros cruzaron las puertas de Buckingham. Lo cierto es que “es impensable que la reina no tenga corgis; es como si la torre de Londres no tuviera cuervos”.




Es por eso que la preocupación que recorrió el mundo fue qué sería del destino de estas dos últimas incorporaciones a la familia, llamados Sandy y Muick. Ahora, nueva información al respecto busca traer tranquilidad a los seguidores de la Reina Isabel y a los internautas preocupados.
El nuevo hogar de los perros corgis de la Reina Isabel
Tal y como confirmó un portavoz oficial, los encargados de cuidar de las amadas mascotas de la monarca serán el príncipe Andrés, duque de York, y su exmujer, Sarah Ferguson. Estas dos últimas mascotas fueron un regalo para la reina tras el fallecimiento de su marido, quienes la ayudaron a pasar la gran pena.




Muick originalmente llevaba el nombre de su hijo, Charles, pero se cambió al nombre del lago favorito de la Reina en Balmoral. Esta era una gran costumbre de la monarca: poner siempre nombre de personas y lugares que fuesen de su agrado. Así es como podemos encontrar que muchos de sus perros corgis responden a personajes históricos o, simplemente, a los sitios por donde Isabel disfrutaba de caminar.



